
Nuestro primer encuentro fue absolutamente casual.
Escuché parte de una conversación sobre alguien que preguntó cómo hacía para levantar (conquistar) más chicas y le respondieron que, antes que nada, las mujeres no eran un objeto que se levantaba, así que lo primero que le recomendaban era que cambiara su manera de pensar y de referirse a las mujeres.
Inmediatamente quise saber quién había dicho eso. La respuesta fue ChatGPT.
Me explicaron que era un programa que muchos usaban en sus estudios, trabajos y vidas privadas pues no sólo contestaba preguntas sino que les ayudaba a escribir desde emails hasta líneas de código para incorporar funciones en sus páginas web.